MILO LOCKETT un suceso multicolor

MILO LOCKETT un suceso multicolor

Milo Lockett es uno de los artistas más reconocidos del país. Es realmente raro que a un artista plástico la gente lo reconozca, lo pare por la calle, le pida autógrafos, incluso que le digan: “le puse Milo a mi hijo por vos”; podría decirse que Milo Lockett es el artista del pueblo. Su mundo —el artístico y el personal— rodeado de personajes y de colores, no para de crecer, de desarrollarse, de multiplicarse. ¿Por qué? porque Milo lo que quiere es pintar y no le importa demasiado ni dónde ni cómo, pinta lo que tiene delante, pinta para todos y —sobre todo — pinta para él, porque no puede dejar de hacerlo.

 

Milo llegó, de la provincia de Chaco en donde tenía una pequeña fábrica textil y vivía de hacer serigrafías, en 2002 para irrumpir en el mercado del arte. Con muy pocos recursos se animó a viajar a la ciudad de Buenos Aires porque se había enterado de que una galería disponía, a último momento, de una vacante de exposición y allí contaba con la posibilidad de mostrar lo suyo. Y tuvo suerte, mucha suerte.
Aquel mismo día en que Milo colgó sus obras en la galería, el director de cine Francis Ford Coppola cortaba la calle en la que se encontraba esa galería para filmar otro de sus grandes éxitos. En algún momento, entre escena y escena, Coppola se acercó a la vidriera de la galería y pudo ver la obra de Milo. Pidió que dieran con el artista, porque quería conocerlo y comprarle algunas de sus obras. Parece ser que a Milo lo llamaron a la pensión en la que estaba parando y cuando se lo contaron no daba

crédito. Pero así fue, el genio del cine le compró casi todos los papeles que Milo había llevado aquella tarde y ese fue el comienzo de un gran viaje. Fue lo que se dice un “fenómeno” y sus obras comenzaron a ser buscadas por doquier y él y su pintura se convirtieron en furor. Literalmente la gente hacía cola para comprar “un Milo” y comenzó a ser una costumbre entrar a una casa y que hubiera una obra de Lockett (o más de una) colgada en la pared. Milo era un suceso multicolor al que el mundo del arte argentino no estaba acostumbrado.
Pero posiblemente lo más asombroso de la carrera de este artista es el modo en que se vincula con la sociedad. Milo es un artista comprometido completamente con su entorno, con lo que sucede, con las realidad más injustas. Por eso habitualmente se lo puede ver pintando el paredón de un jardín en La Matanza, o un comedor para abuelos en alguna provincia norteña, o trabajando en el Impenetrable, o colaborando con UNICEF en diferentes proyecto que van desde realizar talleres de pintura a dar una charla motivacional en un pueblito en Santa Cruz. Pero también logra emocionar con su magia y su talento en España, en Estados Unidos o en China, el último y lejano destino en el que desembarcó invitado por la embajada de ese país.
Hace cuatro años Milo tuvo un hijo (ya era padre de Olivia que hoy tiene 20 años) con la artista plástica rosarina Luciana Vernet. Y dos años más tarde vino el segundo bebé. Entonces junto con su pareja decidieron dejar la ciudad e irse a vivir a un lugar más tranquilo, en donde los chicos tuvieran más contacto con la naturaleza, que pudieran ir en bicicleta al colegio, que pudieran jugar en la vereda.
Fue así que dejaron su fabuloso departamento en Recoleta y se instalaron en Escobar, porque tampoco podían alejarse tanto de capital, ya que Milo tiene su galería y taller en el barrio de Palermo.
A lo largo de su vida Milo había construido algunas propiedades (entre las que está el edificio de un hospital en Chaco, que desde hace años está levantando con un esfuerzo enorme, ladrillo a ladrillo) pero esta vez era la primera que se animaba con la construcción de “la gran casa familiar”.

PING PONG a mano alzada

Un material: el agua, la tierra, el barro.
Un color: el rojo
Una forma: el círculo
¿Día o noche?: noche
¿Línea recta o línea curva?: curva
¿Un estilo?: el estilo libre
¿Inspiración o reflexión?: reflexión

Patagonia Flooring: —¿Estás contento con la casa?
Milo: —Sí, muy. Me gusta mucho como quedó, es una casa grande, pero sencilla, cómoda, todos los ambientes son amplios, ideal para criar chicos.

PF: —¿Qué texturas elegiste para la casa?
Milo: las más nobles, cemento y madera. Fáciles para limpiar, para transitar, para disfrutar.

PF: —¿Dónde elegiste poner madera?
Milo: —La escalera y toda el piso de arriba de la casa, los dormitorios, los pasillos, todo es madera Patagonia. Y estamos contentos porque logramos lo que buscábamos: calidez, qué, como en la pintura, es lo que creo que llega al corazón de la gente.

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